martes, 26 de febrero de 2008

Paseando por la oscuridad

Estaba paseando por las calles de Palma, iba sin un rumbo fijo, sus padres se habían peleado y decidió salir a dar una vuelta. Estaba harto de escuchar esos gritos cada vez más frecuentes. No quería volver a su casa, quería vagar eternamente por la oscuridad de esas calles, pero parecía un deseo inalcanzable. Sus pasos, mezclados con esos pensamientos alejados de la realidad, le condujeron por la ciudad hasta que, sin darse cuenta, se vio rodeado de una parte de la ciudad que nunca antes había visto. Se sentía aterrado, atemorizado, no sabía donde estaba ni como volver a su casa. Entonces, movido por ese sentimiento de terror, empezó a correr, pero las calles cada vez eran más oscuras y desconocidas. Se paró, le faltaba el aire, necesitaba respirar. Pero entonces oyó una voz que parecía venir de su cabeza y se olvidó de todo lo demás. Era una voz atractiva, sensual, fría, pero fina y suave.

- No tengas miedo de la oscuridad, hazte uno con ella y permite que sea tu más deseada amante.

Estaba confuso, todo el miedo desapareció y fue sustituido por una reconfortable sensación de paz. Entonces salió de la oscuridad una hermosa criatura, parecía un ser divino, una diosa. Era una mujer de inmensa belleza, cabello largo y oscuro, y unos ojos negros que parecían vacíos de vida, pero a la vez llenos de ella.
La mujer se dirigió lentamente hacia él mientras le decía, sin siquiera mover los labios, que no tuviese miedo. Ella siguió avanzando hasta quedar frente a él.
Él quedó como hipnotizado, perdido en los ojos de esa hermosa aparición. En medio del silencio la mujer volvió a hablar al muchacho, otra vez sin mover los labios.

- Júntate con la oscuridad, seamos amantes de la oscuridad, seamos uno durante la eternidad.

Entonces posó su mano en sus ojos cerrándolos y después le agarro cariñosamente del cuello. Él entreabrió los labios esperando juntarse con los de la mujer. Ella le besó durante apenas un par de segundos hasta que sus labios empezaron a deslizarse lentamente hasta su cuello, y entonces le mordió. Pero no fue un mordisco doloroso, sino que se retorció de placer ante semejante experiencia.
Cuando sintió que le quedaban nada más que unas pocas gotas de sangre en el cuerpo, la mujer dejó de beber su sangre y se mordió con fuerza el labio hasta que empezó a sangrar, y volvió a besar al muchacho. El chico le devolvió el beso y a la vez bebió: era una sensación única, un estado de éxtasis indescriptible, parecía como si parte de la vida que se le había arrebatado se le devolviese a cada trago ofreciéndole así una vida inmortal; entonces la mujer volvió a hablar.

- Yo me alimento del miedo, de la lujuria, del terror, del odio a la raza humana, del amor… el amor a mi propia especia. Ahora levántate hijo mío, y aliméntate junto a mi en este mundo de oscuridad, como yo hice junto a mi padre, pues ahora soy tu madre, y tu amante.

Entonces le tendió una mano, él la cogió y se levantó. Ese fue el principio de un amor eterno, el final de una eternidad de vidas.

4 comentarios:

Zitrone dijo...

... Muy oscuro...
Ella resulta ser una criatura de lo más inquietante.
Ya se te echaba de menos por aquí; tras tu larga ausencia.
Besicos de limón

Juanra dijo...

Un tanto inquietante si que es. Ya bueno, mi larga ausencia ha sido debida a mi elevado nivel de vaguería. Espero volver a ponerme un poco las pilas y pasarme por algunos blogs para ir leyendo lo que ha escrito la gente. También debería leer algo tuyo, ya que lo último que léi fue algo relacionado con la facultad y un cayo (creo).
Sakudos y gracias por el coment

Anónimo dijo...

Hola primote! esa historia tiene un siglo, no? me parece haberla leido en el pasado...
puede q vuelva x aqui...:P

Juanra dijo...

Sip, lo escribí hace ya tiempo, pero me gusta, aunque no tenga nada del otro mundo xD